viernes, 2 de septiembre de 2011

Al partir un beso y una flooor...

Tengo un marido por el norte, el único problema es que él no lo sabe aún, pero bueno, no todo es bonito en esta vida. Pero digamos que a partir de este sábado voy a tener una mísera oportunidad de comunicárselo porque… *redoble de tambores* ¡me piro a Escocia! Sí, es escocés y moninininísimo, pero ahora no voy a hablaros de él, que ya tengo una entrada pensada para un futuro.

Pero bien, digamos que dicho señor (quizá algunos que me conozcan saben quién es) vive en Glasgow lugar donde, atención al dato freak, Jotacá (sí, escribo “k” con “c”, soy tope-rebelde) escribió los maravillosos libros de Harry Potter, y además vive mi amor. Vamos, un chollo. Y si continuamos contando freakicidades del viaje, pues os diré que pienso visitar Hogwarts (que no es gran cosa, he visto fotos en Internet) y el monumento a William Wallace, con perdón de Arthur Conan Doyle, el escocés más way del mundo.

Llevo como trece trillones de siglos esperando este viaje, pudriéndome en mi verano aburrido para que de una vez por todas llegue septiembre y por fin, aleluyémonos, ha llegado. Supongo que soy una m*ldita friki que, a pesar de que disfruta con ambas cosas, prefiere irse de viaje con sus padres, el frikinambergüan y Batman (véase mi hermana y mi hermano, respectivamente) a estar quince días con los amigos en un campamento haciendo el cafre o en Italia de Viaje de Fin de Curso destrozando hoteles.

Voy a estar más aislada de la sociedad que durante toda esta mi*rda de mes (en caso de ser posible), sin Internet, ni móvil, ni nothing else, y seguramente llevando mis gafas de pardilla royo Woody Allen las 24 horas del día (por si veo a mi marido, no vaya a ser que unas dioptrías me impidan localizarlo), mientras sigo a mi padre sin rechistar por montañas y pinares (riachuelos y cascaaadas… (8)) perdiendo todos esos quilos que servidora recuperará cuando su papá le invite a cenar.

El único trauma es que mi señor padre (¿por qué siempre sale a tema?) está más que decidido a comprarse un kilt, y digo yo, si lo hace, al menos que sea de los McGregor, que yo comparto su sangre espiritualmente. En fin, que si hay algo de suerte (lo cual es lo más probable) en las maletas, entre la cafetera, el shampoo de dos litros y la PlayStation 2 para ver películas, no le cabrá y no se lo podrá llevar. Yo, de todas maneras, voy a ir forrada, para ver si me saco un novio carterista (en el mundo de Federico Moccia eso sería la mar de normal), y si no me consolaré comprando CD’s que en España no venden y camisetas de Hogwarts. Juas, juas.

Sé que las entradas me están quedando mustias, pero mi inspiración se ha ido de vacaciones adelantadas.

Goodbye, people.